La importancia de contar con una buena ventilación en interiores

La calidad del aire en interior  está muy relacionada con la percepción de confort de las personas que los ocupan.

La calidad del aire en interior  está muy relacionada con la percepción de confort de las personas que los ocupan. Más allá del beneficio para la calidad de vida de las personas, la calidad del aire tiene asimismo una estrecha relación a corto, medio y largo plazo con la salud. Por este motivo resulta un factor fundamental e indispensable a la hora de valorar la ocupación de un espacio cerrado para un uso prolongado en el tiempo.

Y es que en las sociedades modernas, las personas permanecen alrededor del 80% del tiempo en interiores como oficinas, colegios, hospitales, guarderías, centros comerciales, viviendas particulares… Así pues, la CAI en estos entornos tiene una relación directa e incuestionable con la salud de las personas. La Organización Mundial de la Salud estima en 2 millones el número de muertes anuales relacionadas con una mala calidad del aire en espacios interiores, calificándolo asimismo como un factor de riesgo evitable. 

Según recoge el Plan Nacional de Salud y Medioambiente, una mala calidad del aire en interior  provoca numerosas enfermedades: respiratorias, infecciosas, alérgicas, asma e incluso cáncer. Son numerosos los factores químicos como físicos y biológicos que influyen en la salud de los ocupantes de los edificios”. la presencia de contaminantes en espacios interiores es una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Asimismo, una mala calidad del aire provoca de forma frecuente irritación en los ojos, nariz y garganta, mareos, dolor de cabeza y pérdida de coordinación y náuseas. En términos generales, las principales fuentes de contaminación en espacios interiores son: una ventilación deficiente, contaminación exterior, contaminación interior, contaminación química, productos de combustión, materiales de construcción y mobiliario, actividad humana, contaminación biológica y gas radón.

Asimismo, una ventilación deficiente puede provocar altas concentraciones de monóxido de carbono (CO), un gas incoloro, inodoro e insípido. Este puede causar un número considerable de muertes y envenenamientos agudos en la población general. Además, los individuos que sufren envenenamiento por CO no son conscientes de su exposición ya que los síntomas son similares a los asociados con enfermedades virales o depresión clínica. 

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